And not be what I am: a tiny wanderer along the forking paths and streams of my own body, with always a new turn to face, a new decision, one way to take, many others never know,
with always a growing envy of the air that gently possesses everything –but not as my hope does, which drags its horse behind it, and when sometimes arrives at a place it loved from far off, it can’t bear to stay there even long enough to cry or sleep, but trudges onward that same night.
Y no ser lo que soy: un andariego diminuto junto a senderos y arroyos de mi propio cuerpo que se bifurcan, enfrentando una vuelta siempre diferente, una decisión nueva, un modo de proceder —muchos otros nunca serán explorados—,
con la siempre creciente envidia del aire que gentilmente todo lo posee: no como mi esperanza que arrastra su caballo detrás de sí, y que, cuando llega a veces al lugar que le encantaba desde lejos, no soporta estar ahí lo suficiente como para llorar o dormir, y en vez penosamente sigue su camino esa misma noche.
Tanaitɨ temuyetsuari hipatɨ kwinie hipatɨ yakɨ, ne hikɨ kwinie nemɨreutsuamɨkɨ ’aimieme ’ena nemaka netsuariyatsie ne’uyenieretɨ.
Heiwa tsepa pemɨkareutsuamɨkɨ pemɨtatsuaritɨarieni, tsɨ tsuariya mɨtatsikuweiyane tanuiwaritsie tamɨiyatsie,
Tuukari mikaxuawe tsuaritsie mieme xeikɨa. ’Aimieme hikɨ nemutatsuaka mexi neyɨwe, mexi nehamarike, mexi nehɨxite katiwawe.
Tsuariya mɨkayutua, maiwetɨ mɨ’ane, meiti’enietɨyeika xeikɨa kemi’ane mitatsuaka, tsɨ ta’iyaritsiepaitɨ hatineikatɨ mɨ’ane ’aimieme xei ’ukai ’aixɨ retsuarietɨ ’aixi yeme kana’aneni.
Todos lloramos por algo; unos poco, otros mucho, hoy, lloro sin dejar de mirar a través de mis lágrimas.
A veces no quieres llorar, pero te hacen llorar, el llanto nos persigue y morimos con él.
No hay día especial para llorar. por eso, hoy lloro, mientras puedo, mientras sé llorar, mientras mis ojos no se han secado.
El llanto no se vende, el llanto es sagrado para aquel que lo llora, y una lágrima bien llorada merece respeto por aquel que no la llora.
Ku jopken yéetel u muk’yaj. Mix ba’al ku páajtal in wa’alik. Kin ts’áik majni ti’ leti’ in wich ka páajchak u yok’ol.
Ardo en su angustia. En silencio le concedo mis ojos para que llore.
Eran tres hermanas. Una fue arrebatada por el viento innombrado. No pude ver sus últimos días, el estruendo y la furia me cerraron las puertas. Me quedé con su última sonrisa y sigo viendo cómo su cuerpo oscilaba al ritmo de la flauta (en ese momento era toda música)
Eran tres hermanas siempre lo serán; eran tres hermanas en el tiempo real, las veo caminando por el Rock Creek Park. Serán tres hermanas en el tiempo irreal.
A casa de nosso pai era cheia de morcegos pendentes, como luminárias, dos velhos caibros que sustentavam o telhado ameaçado pelas chuvas. "Estes filhos chupam o nosso sangue", suspirava meu pai.
Que homem jogará a primeira pedra nesse mamífero que, como ele, se nutre do sangue dos outros bichos (meu irmão! meu irmão!) e, comunitário, exige o suor do semelhante mesmo na escuridão?
No halo de um seio jovem como a noite esconde-se o homem; na paina de seu travesseiro, na luz do farol o homem guarda as moedas douradas de seu amor. Mas o morcego, dormindo como um pêndulo, só guarda o dia ofendido.
Ao morrer, nosso pai nos deixou (a mim e a meus oito irmãos) a sua casa onde à noite chovia pelas telhas quebradas. Levantamos a hipoteca e conservamos os morcegos. E entre as nossas paredes eles se debatem: cegos como nós.
La casa de nuestro padre estaba llena de murciélagos: Candelabros pendientes de las vigas, sostén del techo amenazado por las lluvias. <<Estos hijos nos sorben la sangre>>, se quejaba mi padre.
¿Quién lanzará la primera piedra contra este mamífero que, como el hombre, se alimenta de sangre (¡hermano! ¡hermano!) y exige, comunitario, aun en tinieblas el sudor de su prójimo?
En la aérola de un seno joven como la noche se esconde el hombre, guarda su amor, como si fuera oro, en su almohada o a la luz de un farol. El murciélago duerme como péndulo y guarda nada más el día ofendido.
A mis ocho hermanos y a mi nos legó nuestro padre su casa en la que por la noche caía la lluvia entre las tejas rotas. Pagamos la hipoteca y conservamos los murciélagos. Ahora se debaten en nuestros muros, ciegos como nosotros.
sutaabe’ ti guiiba’ tini ndaani’ xpandalu’
ti qui guiniibi xquenda lu’, mani, bícu’, migu
zaca guzubalu’ xtiidxa’ ca dani.
Ne ti gueere’ ni gutuxua’ nia laya
sutiee xpandá’ lu’ ora ma cá dxii
ne sanesa lugiá’ ti guie
nandá’ zabee yaande’ni ne ti xiana ma gula.
Ora ma biaazi’ xpandalu’ guzuhua’ ti suquii
ti gune’ dé laya guirá’ ca mani beedxe’.
atravesaré con un clavo oxidado tu sombra
inmovilizaré tu espíritu de vaca, perro, chango
así obedecerás las palabras de las cuevas.
Con un carrizo afilado con mis dientes
delinearé tu figura atrapada
sobre una piedra haré pipí,
hirviendo la dejaré caer impregnada del mosto de la rabia.
Sobre tu dibujo hundido colocaré un comiscal
para pulverizar los colmillos de las bestias.
ipampa niquilcahua san tipanoh ipan tlaltipactli, niquilcahua san tihual temiquih.
Amo nihnequi: maixpilini motlachialis Amo nihnequi mamopatla moxayac Amo nihnequi maixpolihui mopaquilis.
Nochi xihuitipa ximoselilti Nochi xihuitipa xitechxochimaca Nochi xihuitipa xopantla nimitz chias
Xochipitzahuac
Olvido que somos pasajeros aquí en la tierra Olvido que sólo hemos venido a soñar
No quiero Que se marchite tu mirada No quiero Que cambie tu rostro No quiero Que se borre tu sonrisa.
Reverdece Año con año Entrega tus flores Año con año Te estaré esperando Año con año
Flor menudita
Chay runachakunas laqhallapi tiyasqaku, mama killaq k’ancharillasqan. Inti taytayoq inkakuna chayamuqtinsis, chay ñawpa machukuna mana intiq k’anchayninta, q’oñi kayninta atipaspa, uywankunantin, sumaq phallchankunantin ima ayqesqaku mana intiq k’anchasqan Lares hatun yunkaman. Chaysi ayqeyninkupi runachakunaqa, intiq ruphasqan ñaq’ariyusqaku k’illinsasqa. Chay kikinpis kanakuyta tukuspa, paykunaq usphanku, wayraq apasqan wichapusqa Pitusiray, Sawasiray orqokunaman, rumikunaman. Chaypis kawsashan kunankama, ñawpa machuq nunan, millaychakuspa.
Ichaqa chay ayqeyninkupis mana llapankuchu ñak’arisqaku; wakin runachakunas, manaraq intiq k’anchaynin chayamushaqtin phawayusqaku pacha ukhuman, orqo ukhuman, qocha ukhuman ima. Chaymantas, inkakunaq munaynin tukukuqtin, kutimunqaku kay pachapi kamachinankupaq.
En aquellos tiempos, los hombrecillos vivían en la penumbra, alumbrados solamente por la tenue luz de la luna. Cuando llegaron los Incas o Hijos del Sol, los ñawpa machus que no podían resistir la luz ni el calor del sol, huyeron con sus animales y sus ricas pertenencias hacia la selva del Valle de Lares a donde todavía no habían llegado los rayos del sol. Sin embargo, en el camino, muchos de ellos fueron alcanzados por los rayos solares, pereciendo allí mismo calcinados. Dicen que sus cenizas esparcidas se convirtieron después en rocas y montañas como el Pitusiray y Sawasiray donde ahora moran sus espíritus malignos.
Desde luego que en su huída, no todos los hombrecitos fueron aniquilados; hubo algunos que antes de ser alcanzados por el sol, lograron escabullirse dentro de la tierra, penetrar al interior de los cerros o sumergirse al fondo de los lagos de donde, cumplido el ciclo de los Inkas, retornarán para reinar otra vez sobre estas tierras.
Or des sources, désert des solitudes, venu de l'aval vers cet archipel de rochers cannelés
homme aux frontières de ton étroite maison
le hasard a conduit tes gestes aux rencontres aveugles des jours
si loin que le corps étourdi par ses remords construit un passage de mots et de chiffres premiers d'un pas ultime
dont émane un premier chant bleu.
Oro de las fontanas, páramo de las soledades, viene desde río abajo hacia este archipiélago de peñascos estriados
hombre en las fronteras de tu pequeña casa
el azar ha conducido tus actos a los ciegos encuentros de los días
tan lejos que el cuerpo trastocado por sus remordimientos forja un pasadizo de palabras y de cifras primeras con un paso postrero
del que emana un primer canto color índigo.
Ihcuac tlahtolli ye miqui, mochi tlamantli in cemanahuac, teoatl, atoyatl, yolcame, cuauhtin muan xmuitl ayocmo nemililoh, ayocmo tenehualoh, tlachializtica muan caquiliztica ayocmo nemm.
Quinihcuac motzacua nohuian altepepan in tlanexillotl, in quixohuayan. In ye tlamahuizolo Occetica in teoyotl, in tlacayotl, in machi mani muan yoli in tlalticpac.
Ihcuac tlahtolli ye miqui, itlazohticatlahtol, imehualiz eltemiliztli ihuan tetlazotlaliztli, ahzo huehueh cuicatl, ahnozo tlahtolli, tlatlauhtiliztli, amaca, in yuh ocatcah, hueliz occepa quintenquixtiz.
Ihcuac tlahtolli ye miqui, occequintin ye omiqueh ihuan miec huel miquizqueh. Tezcatl maniz puztecqui, netzatzililiztli icehuallo cemihcac necahualoh: totlacayo motolinia.
Cuando muere una lengua, todo lo que hay en el mundo, mares y ríos, animales y plantas, ni se piensan, ni pronuncian con atisbos y sonidos que no existen ya.
Entonces se cierra a todos los pueblos del mundo una ventana, una puerta. Un asomarse de modo distinto a las cosas divinas y humanas, a cuanto es ser y vida en la tierra.
Cuando muere una lengua, sus palabras de amor, entonación de dolor y querencia, tal vez viejos cantos, relatos, discursos, plegarias, nadie, cual fueron, alcanzará a repetir.
Cuando muere una lengua, ya muchas han muerto y muchas pueden morir. Espejos para siempre quebrados, sombra de voces para siempre acalladas: la humanidad se empobrece.